El camino de los Bibliobuses en España no fue una línea recta. Tras aquella experiencia iniciática y frustrada en el frente durante el conflicto fratricida, regresaron ya en el franquismo de la mano de un aperturista del régimen como Joaquín Ruiz-Giménez al frente del Ministerio de Educación a partir de 1953, orientados entonces hacia los suburbios de las ciudades y los obreros de las grandes empresas…

Roberto Soto, que es también presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles de España y Coordinador del Grupo de Trabajo sobre Biblioteca Rural del Ministerio de Cultura, reflexiona: “Estoy convencido de que los servicios bibliotecarios y los bibliobuses en particular son parte de la solución a la despoblación porque son servicios de la administración. Mientras se van los bancos y se van los bares, nosotros seguimos. Seguimos con la forma más humana y más amable de la administración: nosotros nunca vamos a pedir, sólo vamos a dar. Y, además, damos a la carta porque ofrecemos un servicio en el que predomina lo personalizado”. Y así, aunque pudiera pensarse que los Bibliobuses viajan a veces en dirección contraria, lo cierto es que tienen la carretera despejada para seguir la ruta con el rumbo fijo y los semáforos en verde…